#3 PROFECÍAS AUTOCUMPLIDAS DE UNA PANDEMIA

En esta ocasión recurro otra vez a la canadiense, Amazing Polly, quien con su peculiar olfato para seguir la línea del dinero y las conexiones profundas entre los actores implicados, nos muestra en un video a cuatro personajes muy controvertidos que se encuentran hoy en el ojo del huracán, y daré soporte a el tema acompañando con un video realizado a partir de segmentos seleccionados de una serie llamada EL PLAN, reportaje de recopilación, presentado en YouTube por Malditos Neutrales de España y de otro video de LONDON REAL llamado PLANDEMIC INDOCTORNATION , especialmente un par de secciones del Dr. David Martin, un experto Analista de Inteligencia Nacional, creador del IQ100 Index NYSE. Añadiré datos relevantes extraídos del artículo del novelista norteamericano, Nicholson Baker, The Lab-leak Hypothesis, sobre el hito de la «fuga de laboratorio» y la creación quimérica del virus SARS-CoV-2 a través de la técnica de ganancia de función, GoF, por sus siglas en inglés. Uno de los artículos más completos que he leído sobre el tema que no lleva jerga científica y traducido por el escritor chileno, Rodrigo de Castro y que involucra a los mismos participantes en cuestión. Los enlisto enseguida:

  • Peter Daszak.
  • Ralph S. Baric.
  • Tom Frieden.
  • Anthony Fauci

Peter Daszak

Para Amazing Polly, el embaucador ilusionista que encontró la formula mágica para obtener recursos federales y de fundaciones con el afán de lograr detener el trafico de animales y comercio de vida salvaje a través de la inclusión del esquema de «salud», buscando brotes emergentes de coronavirus en zonas de riesgo que pudieran crear la siguiente gran pandemia en la humanidad. Daszak, es la conexión entre los científicos de laboratorio y universidades, con las fundaciones, gobiernos e institutos de salud que aportan el dinero y forman las políticas publicas. El colmo de todo este entramado es que, siendo Peter Daszak uno de los principales elementos señalados como sospechosos de la trama, se convierte además en parte del equipo de la OMS para investigar el origen del virus en Wuhan y The Lancet también le encomienda la misma tarea, desde mi visión es similar a mandar al perpetrador del crimen a investigar la escena.

«En The Lancet, de febrero 2020, apareció una potente declaración, firmada por 27 científicos. “Estamos unidos en la condena enérgica de las teorías conspirativas que sugieren que el  COVID-19 no tiene un origen natural”, dice el comunicado. “Científicos de múltiples países han publicado y analizado genomas del agente causante, el Síndrome Respiratorio Agudo Severo Coronavirus 2 (SARS-CoV-2), y concluido de manera abrumadora que este coronavirus se originó en la naturaleza silvestre, al igual que muchos otros patógenos emergentes”. El organizador tras bambalinas de esta declaración en The Lancet, Peter Daszak. “Tenemos la opción de ponernos de pie y apoyar a los colegas que están siendo atacados y amenazados a diario por los teóricos de la conspiración o simplemente hacer vista gorda”, dijo Daszak en febrero, en la revista Science. Vincent Racaniello, profesor de Columbia y coanfitrión de un podcast llamado This Week in Virology, dijo, el 9 de febrero de 2020, que la idea de un accidente en Wuhan era “una completa estupidez”. El coronavirus era en un 96 por ciento idéntico a un virus de murciélago encontrado en 2013, dijo Racaniello. “No es un virus creado por el hombre. No salió de un laboratorio”. El desmentido de Racaniello fue secundado por un grupo de científicos de la Universidad Estatal de Ohio, de la Universidad de Pensilvania y de la Universidad de Carolina del Norte, que publicó un artículo en Emerging Microbes and Infections para silenciar las “especulaciones, rumores y teorías conspirativas que sostienen que el SARS-CoV-2 es producto de un laboratorio”. En la actualidad, no existe “evidencia creíble” de que el SARS-2 se haya filtrado de un laboratorio, dijeron estos científicos, utilizando un argumento algo diferente del de Racaniello. “Algunas personas han sostenido que el SARS-CoV-2 humano se filtró directamente de un laboratorio de Wuhan, donde recientemente se informó de un coronavirus de murciélago, el CoV (RaTG13)”, dijeron. Pero el RaTG13 no puede ser la fuente porque se diferencia del virus SARS-2 humano en más de mil nucleótidos, argumentaron. Una de las autoras del artículo, Susan Weiss, declaró al Raleigh News & Observer: “La teoría conspirativa es ridícula”. El artículo acerca del origen natural más influyente, “The Proximal Origin of SARS-CoV-2”, escrito por un grupo de biólogos que incluye a Kristian Andersen de Scripps Research, apareció en una versión preliminar en Internet, a mediados de febrero de 2020. “No creemos que ningún tipo de escenario basado en un laboratorio sea plausible”, escribieron los científicos. ¿Por qué? Porque el software de modelado molecular predice que, si uno quisiera optimizar un virus existente de murciélago para que este se replique eficientemente en células humanas, organizaría las cosas de otra manera, es decir diferente a como está configurado el virus SARS-2 −si bien es cierto que el virus SARS-2 hace un trabajo extraordinariamente eficaz al replicarse en células humanas. El escenario basado en el laboratorio es inverosímil, dice el documento, porque, aunque es verdad que el virus pudo haber desarrollado sus inusuales características genéticas en un laboratorio, una explicación más fuerte y “parsimoniosa” sería que estas características particulares surgieron a través de algún tipo de mutación o recombinación natural. “Lo que pensamos”, explicó uno de los autores, Robert F. Garry de la Universidad de Tulane de Nueva Orleans, en YouTube, “es que este virus es un recombinante. Probablemente provino de un virus de murciélago, combinado quizás con un virus de un pangolín”. Los periodistas, en su mayoría, hicieron eco de las opiniones autorizadas de Daszak, Racaniello, Weiss, Andersen y otros prominentes “natural-originalistas”. “El balance de la evidencia científica respalda firmemente la conclusión de que el nuevo coronavirus surgió de la naturaleza, ya sea en el mercado de Wuhan o en algún otro lugar”, se lee en la columna “Fact Checker” del Washington Post. “El Dr. Fauci nuevamente descarta el laboratorio de Wuhan como fuente de coronavirus”, dijo CBS News, al dar a conocer una video-entrevista de Anthony Fauci en el National Geographic. “Si miras la evolución del virus en los murciélagos y lo que hay ahora allá afuera”, dijo Fauci, “las cosas se están inclinando muy, muy fuertemente hacia ‘esto no pudo haber sido manipulado artificial o deliberadamente’”. Todos tomaron partido; todos pensaron en la nueva enfermedad como un episodio más en una lucha partidista. Piensen en el Secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo; piensen en el propio Donald Trump. Se pararon frente a los micrófonos y, haciendo un guiño, dijeron, “sé algo que tú no sabes”, es decir, que esta enfermedad se escapó de un laboratorio chino. Pero, cualquier cosa que ellos digan tienen que ser una mentira. Admitir que, por supuesto, el SARS-2 podría provenir de un accidente de laboratorio, se transformó en una hipótesis inadmisible, en un tema casi tabú. “La afirmación de la administración Trump de que el virus se propagó desde un laboratorio de Wuhan ha hecho que la sola idea sea políticamente tóxica, incluso entre los científicos que dicen que pudo haber sucedido», escribió la periodista científica Mara Hvistendahl en Intercept.» -Nicholson Baker.

«Baric, Jonna Mazet y Peter Daszak de EcoHealth trabajaron juntos durante años, y Daszak también envió dinero de Predict al equipo de control de murciélagos de Shi Zhengli del Instituto de Virología de  Wuhan, a través de su organización sin fines de lucro, mezclando fondos del NIH con dineros de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de los EE.UU. En 2013, Mazet anunció que los cazadores de virus de Shi Zhengli, con el apoyo de Predict, habían aislado y cultivado por primera vez un virus vivo similar al SARS de murciélagos y demostrado que este virus podía unirse al receptor ACE2 humano, o “enzima convertidora de angiotensina 2”, algo que el laboratorio de Baric había determinado como la condición sine qua non para la infectividad humana. “Este trabajo demuestra que estos virus pueden infectar directamente a los humanos y valida nuestra suposición que debemos buscar virus con potencial pandémico antes de que se propaguen a las personas”, dijo Mazet. Por su parte, Daszak, parece haber vivido sus peregrinaciones en búsqueda de murciélagos como parte de un semi religioso y épico combate existencial a muerte. En un artículo de 2008, Daszak y un coautor describieron la pintura de Bruegel “La caída de los ángeles rebeldes” y la compararon con la condición biológica humana contemporánea. Los ángeles caídos podían ser vistos como organismos patógenos que habían descendido “a través de un camino evolutivo (no espiritual) para sumergirse en un inframundo donde sólo pueden alimentarse de nuestros genes, de nuestras células, de nuestra carne”, escribió Daszak . “¿Sucumbiremos ante esta horda multitudinaria? ¿Seremos arrojados al abismo en el caótico inframundo representado aquí por esta nulidad de amasijos fantasmagóricos contra los cuales clamamos y luchamos?» -Nicholson Baker.

«En abril de 2020, cuatro meses después de la emergencia del COVID-19, uno de los subdirectores del INS, escribió un correo electrónico a EcoHealth Alliance. “Se le solicita que deje de proporcionar fondos al Instituto de Virología de Wuhan”, dice. En respuesta, Daszak y el director científico de New England Biolabs (una compañía que vende productos de empalme genético sin fisuras a laboratorios, entre otras cosas) consiguieron que 77 ganadores de Premios Nobel firmaran una declaración, diciendo que la cancelación priva a la “nación y al mundo de una ciencia de gran prestigio, que podría ayudar a controlar una de las mayores crisis de salud de la historia moderna y las que probablemente surgirán en el futuro”. Más tarde, como condición para obtener más fondos, el INS escribió a Daszak para decirle que quería que organizara una inspección externa del laboratorio de Wuhan y que obtuviera de los científicos de ese Instituto una muestra de lo que habían usado para secuenciar el virus SARS-2. Daszak se indignó (“No estoy entrenado como detective privado”), y nuevamente se defendió. También fue reacio a revelar sus propios secretos. “Los medios de comunicación de la teoría conspirativa y las organizaciones con motivaciones políticas están usando la Ley de Libertad de Información para indagar acerca de nuestras subvenciones y obtener todas nuestras notas, cartas y correos electrónicos enviados al INS”, dijo en Nature“No creemos que es justo que se nos obligue a revelar todo lo que hacemos”. Pero Daszak ha sobrevivido, incluso ha prosperado. Recientemente, The Lancet lo nombró investigador principal en su investigación sobre los orígenes de la pandemia, y la Organización Mundial de la Salud lo nombró para formar parte del grupo de diez personas que  investigan los orígenes de la pandemia. (“Todavía estamos demasiado cerca del inicio de la pandemia como para realmente descubrir detalles sobre su origen”, dijo DaszakNature). El NIH también ha establecido un nuevo y ambicioso programa internacional, llamado CREID, que significa Centros de Investigación en Enfermedades Infecciosas Emergentes, y ha puesto a EcoHealth de Daszak a cargo de atrapar animales y buscar virus desconocidos de murciélagos en Singapur, Malasia y Tailandia. Baric es uno de los socios de Daszak en CREID. La búsqueda y recolección de virus, que Richard Ebright compara con “buscar una fuga de gas con una cerilla encendida”, continuará y se ampliará con fondos estadounidenses. “Vamos a trabajar en partes remotas de Malasia y Tailandia para llegar a la primera línea, al lugar donde se iniciará la próxima pandemia», dijo Daszakla NPR. En mayo, un entrevistador del sitio web People’s Pharmacy le preguntó a Baric si creía si el coronavirus se originó con una transferencia natural de murciélago a humano. “¿O acaso hubo algo un poco, digamos, más insidioso?» “Bueno, por supuesto que la respuesta a esa pregunta está en China”, respondió Baric. “Saber exactamente cómo funcionan en esa instalación es algo muy difícil para un occidental”, dijo. “El principal problema que tiene el Instituto de Virología de Wuhan es que el brote se produjo en sus proximidades. Ese Instituto cuenta con virólogos que han salido, buscado, aislado y muestreado especies de murciélagos en todo el sudeste asiático. Por eso tienen una enorme colección de virus en su laboratorio. Y entonces, ya sabes, la proximidad es un problema. Es un problema”. -Nicholson Baker.

Ralph S. Baric

El científico que desde la década de los noventas presume haber logrado un técnica para lograr que un virus de murciélago pase a un hámster o a un ratón, por ejemplo, y de allí a los humanos sin dejar rastro de haber sido manipulado. Baric a obtenido patentes junto con la Universidad Chapel Hill de Carolina del Norte y la CDC de Estados Unidos, en relación a esta técnica y la síntesis de virus sintéticos «quiméricos», es decir, que llevan secuencias incrustadas de diferentes virus para hacerlos más resistentes, dañinos o de rápido contagio, una especie de Frankenstein de los coronavirus, todo a partir del concepto de ganancia de función. Actividad que fue restringida en 2014 por el gobierno de los Estados Unidos pero que aún así continuó siendo financiada por este país en el laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan (WIV), China a través de EcoHealth Alliance, la fundación «ecológica» de Peter Daszak. También la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa, DARPA, por sus siglas en inglés, reconoce estos virus como armas biológicas (bioweapon), diseñadas para diezmar ejércitos enemigos y/o para crear bioterrorismo en caso de caer en las manos «equivocadas» o bien por «fugas» debido a errores humanos en su operación. Parece que hay un abuso de las comillas, pero lo hago con intención de resaltar que toda esta jerga de palabras no es más que un eufemismo para hacer creer que sus fundaciones filantrópicas son creadas para el bien de la humanidad. De la unión de trabajos como el de Peter Daszak y Ralph S. Baric se basa todo el sistema de psico-terrorismo predictivo o profetización de virus emergentes y la puesta en acción para auto cumplir sus profecías.

«En 2006, a Baric, Yount y otros dos científicos se les otorgó una patente para su método invisible de fabricar un clon infeccioso de longitud completa, utilizando el impecable método del “no-verse”. Pero esta vez, no era un clon del virus de la hepatitis de ratón, era un clon completo del mortal virus del SARS humano, el que había salido de murciélagos chinos, pasando por civetas, en 2002. El Laboratorio de Baric de la Universidad de Carolina del Norte (UNC) llegó a ser llamado por algunos científicos, “el Salvaje, Salvaje Oeste”. En 2007, Baric dijo que habíamos entrado en “la Edad de Oro de la genética de los coronavirus”. “El solo mirar sus congeladores me daría pánico”, me confesó un virólogo. Baric y Shi Zhengli, la jefa de laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan, los dos principales expertos en la interacción genética entre los coronavirus humanos y los de murciélago, iniciaron su colaboración en 2015». -Nicholson Baker.

«Después de la aparición del SARS, en 2003, el laboratorio de la UNC de Ralph Baric ascendió en la escala de financiamiento del INS. El SARS era un organismo de “doble uso”: una amenaza para la seguridad y, a la vez, una amenaza zoonótica. En 2006, Baric escribió un artículo largo y un tanto espeluznante sobre la amenaza de los virus “transformados en armas”. La biología sintética hacía posible nuevos tipos de “armas virales de disrupción masiva”, escribió, que implican, por ejemplo, “la producción rápida de numerosas armas biológicas candidatas a ser lanzadas simultáneamente”, una táctica de terror dispersa que Baric llamó “el enfoque  de la ‘supervivencia del más apto’”. Baric esperaba encontrar una vacuna contra el SARS, pero no lo logró; persistió en buscarla, año tras año, con el apoyo del INS, mucho después de que la enfermedad misma fuera contenida. Baric estaba convencido de que no había desaparecido. Como otras epidemias que surgen y luego desaparecen −tal como algunos años después se lo dijo a un público universitario−, “no se extinguen. Están ahí, esperando volver”. ¿Qué haces si diriges un laboratorio bien financiado, un “centro de excelencia” del INS y tu virus emergente ya no enferma a la gente? Empiezas a empujarlo y a manipularlo de diferentes maneras. Haces que se pare sobre sus patas traseras y grazne como un pato o un murciélago. O haces que respire como una persona.» -Nicholson Baker.

Tom Frieden

Ex-director de los CDC cuando sucedió la moratoria en la investigación y desarrollo de las técnicas de ganancia de función en 2014, presuntamente implicado en abuso sexual, exonerado y después llamado al Council of Foreign Relations (CFR), participa en la Fundación Resolve to Save Lifes. Misma que vimos en la publicación anterior, y que está íntimamente relacionada a la financiación del Evento 201. El CFR se entiende como uno de los poderes de facto que rigen en los Estados Unidos y se asocia con otros poderes similares en Europa y China para implantar un Nuevo Orden Mundial basado en un socialismo dictatorial.

Anthony Fauci

El último de esta pequeña lista pero la pieza clave de todo el andamiaje montado desde hace más de treinta años, Ha sido director del National Institute for Alergies and Infeccious Deseases (NIAID), desde 1984. Conoce el teje y maneje de epidemias y solicitud de fondos federales, tiene el poder de influir en las políticas de salud. Ha sobrevivido a todos sus adversarios en las anteriores pandemias prefabricadas, ha tenido que ver con el SIDA, el ántrax, la investigación de ganancia de función con los coronavirus y justo ahora se encuentra en procesos y acusaciones por parte de algunos senadores a causa del escandalo de los «correos de Fauci».

«Estos experimentos de “ganancia de funciones” fueron una parte importante del enfoque del INS para el desarrollo de vacunas, y Anthony Fauci fue reacio a dejar de financiarlos. Él y Francis Collins, director del INS, junto con Gary Nabel, director de investigación de vacunas del NIAID, publicaron un artículo de opinión en el Washington Post, donde sostuvieron que los experimentos de la gripe hurón, y otros similares, eran “un riesgo que valía la pena correr”. “La información y los importantes conocimientos que puede aportar la generación de un virus potencialmente peligroso en laboratorio”, escribieron, “puede ayudar a delinear los principios de transmisión de los virus entre especies”. El trabajo era seguro, porque los virus estaban almacenados en laboratorios de alta seguridad, creían, y era necesario porque la naturaleza siempre presenta nuevas amenazas. “La naturaleza es el peor de los bioterroristas”, dijo Fauci a un periodista. “La historia así nos lo ha enseñado». -Nicholson Baker.

En la siguiente gráfica extraída del video de Amazing Polly, se descubre la conexión evidente de estás pandillas, una pequeña parte del inmenso cartel de los filántropos y sus ONG´s.

Veamos el video de 57 minutos de Amazing Polly StGeorge.

Ver video: https://odysee.com/@Sopademurcielago:8/batsoupamazingpolly:

Las profecías

Refiriéndome al título de esta entrada. Hemos visto y escuchado en la publicación previa, sobre como Fauci advierte que antes de terminar la administración Trump brotará una «pandemia sorpresa» para la cual hay que estar preparados. Pero no se queda esto allí, Bill Gates también lo vaticina en sus charlas de TED Talk, George Bush hijo y Obama en su mandato también lo hacen, El Dr. David Martin nos cuenta cómo descubrió el reporte «UN MUNDO EN PELIGRO» el cual después le llevó al Evento 201 y al ensayo CLADE X EXERCISE del Centro Johns Hopkins, ensayos de pandemia para estar completamente preparados . La Fundación Rockefeller en 2010, no solo predijo una pandemia, sino mostró cuatro posibles escenarios de cómo se podría reaccionar, y uno de ellos fue el de «Lock step scenario«, con los toques de queda, confinamientos, cierre de negocios, distanciamiento social y mascarilla obligatoria. La Iniciativa CEPI inaugurada en 2017 dictamina que una pandemia es «inevitable». Y la cereza del pastel se la lleva el infame, Neil Ferguson, director del MRC Centre for Global Infectious Disease Analysis at Imperial College de Londres, un instituto encargado de realizar «modelos de predicción matemáticos» por ordenador, que además es financiado en esa sección por la Fundación Bill y Melinda Gates. Allí modelaron el Covid-19, diciendo que morirían cerca de medio millón de personas en Reino Unido y 2.1 millones en Estados Unidos si no se aplicaban las medidas draconianas de confinamiento, sana distancia, etc. tal como lo hacía ejemplarmente China y para cumplir cabalmente con el ensayo del scenario Lock Step que predijo precisamente la Fundación Rockefeller en 2010. Veamos esas profecías.

Ver video: https://odysee.com/@Sopademurcielago:8/Profes%C3%ADasautocumplidasdeunapandemia:1?r=ECo76cSexp6CSRh6YDejx1zEvA1PMaQa

En el siguiente clip, Dr David Martin, nos describe las patentes de Ralph Baric sobre el coronavirus que tiene desde el 2003 junto con otros creadores, la Universidad Chapel Hill de Carolina del Norte y el CDC de los Estados Unidos. Peter Daszak y Ralph Baric promocionan la inversión y la oportunidad de negocio basados en la próxima pandemia inevitable y sus productos al mercado como las vacunas, los elementos de diagnóstico y control. Daszak no pierde oportunidad en enseñar a sus pupilos como manipular a los políticos a través de amenazas sutiles y la utilización del miedo. Al final vemos un ejecutivo de la salud española, D. Fernando Simón, alabando a Obama por su exageración de la letalidad y contagio en la epidemia del ébola para conseguir recursos federales.

Ver video: https://odysee.com/@Sopademurcielago:8/Propuesta-de-Negocios-Pand%C3%A9mica-2:c?r=ECo76cSexp6CSRh6YDejx1zEvA1PMaQa

Desde el momento en que decidí recopilar esta información, hace ya varios meses, las noticias han acontecido a una velocidad vertiginosa, es imposible alcanzarles el paso, sin embargo mi intención no es traer las últimas nuevas, si no, regresar un poco, desglosar y repetir algunas cosas, con el afán de incorporar la información, memorizarla y conocer a los personajes de cerca, así la siguiente entrada será cada vez más familiar y podremos armar un mapa mental más consolidado. En cuanto a la nueva información, por ejemplo, al 8 de octubre del 2021, veo que Robert F. Kennedy anuncia la pre-venta de su libro: «The Real Anthony Fauci: Bill Gates, Big Pharma and the Global War on Democracy and Public Health». Promete ser muy revelador, entenderemos mejor como el complejo militar industrial del Estado Profundo en los Estados unidos decidió cambiar del terrorismo humano al terrorismo biológico. Cómo consiguieron que un enemigo invisible, un patógeno microscópico penetre hasta nuestros hogares, invada nuestras mentes y nos mantenga en la incertidumbre y el miedo a tal punto de rogar y exigir a nuestros gobiernos que nos liberen del peligro con la única arma posible, según los expertos, una vacuna universal. Así que, esperemos un poco para mi siguiente aportación. Hasta entonces. Mientras tanto anexo la reseña del libro que aparece en Amazon:

«Pharma-funded mainstream media has convinced millions of Americans that Dr. Anthony Fauci is a hero. He is anything but.
 
As director of the National Institute of Allergy and Infectious Diseases (NIAID), Dr. Anthony Fauci dispenses $6.1 billion in annual taxpayer-provided funding for scientific research, allowing him to dictate the subject, content, and outcome of scientific health research across the globe. Fauci uses the financial clout at his disposal to wield extraordinary influence over hospitals, universities, journals, and thousands of influential doctors and scientists—whose careers and institutions he has the power to ruin, advance, or reward.
 
During more than a year of painstaking and meticulous research, Robert F. Kennedy Jr. unearthed a shocking story that obliterates media spin on Dr. Fauci . . . and that will alarm every American—Democrat or Republican—who cares about democracy, our Constitution, and the future of our children’s health.
 
The Real Anthony Fauci reveals how “America’s Doctor” launched his career during the early AIDS crisis by partnering with pharmaceutical companies to sabotage safe and effective off-patent therapeutic treatments for AIDS. Fauci orchestrated fraudulent studies, and then pressured US Food and Drug Administration (FDA) regulators into approving a deadly chemotherapy treatment he had good reason to know was worthless against AIDS. Fauci repeatedly violated federal laws to allow his Pharma partners to use impoverished and dark-skinned children as lab rats in deadly experiments with toxic AIDS and cancer chemotherapies.
 
In early 2000, Fauci shook hands with Bill Gates in the library of Gates’ $147 million Seattle mansion, cementing a partnership that would aim to control an increasingly profitable $60 billion global vaccine enterprise with unlimited growth potential. Through funding leverage and carefully cultivated personal relationships with heads of state and leading media and social media institutions, the Pharma-Fauci-Gates alliance exercises dominion over global health policy.
 
The Real Anthony Fauci details how Fauci, Gates, and their cohorts use their control of media outlets, scientific journals, key government and quasi-governmental agencies, global intelligence agencies, and influential scientists and physicians to flood the public with fearful propaganda about COVID-19 virulence and pathogenesis, and to muzzle debate and ruthlessly censor dissent.».

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#1 PANIATROGENIA

Historia de ficción, por: Tito Alaffita

Clara, una enfermera como muchas y muchos. Sale exhausta, después de un largo y frustrante turno de diecisiete horas en el hospital público de Manhattan. Amanece y el espectro fantasmagórico de los vapores que escapan por las alcantarillas en la ciudad vacía, contrasta con el sonido pululante de ambulancias que alimentan de carne trémula y almas pavorizadas las clínicas de la incertidumbre. Un camión de transporte de alimentos congelados, rentado por la compañía funeraria, parte por la puerta trasera, pletórico de cuerpos yacentes, ya sin miedo, casi tibios, etiquetados. Este tipo de camiones, algunos de mudanzas con bolsas de hielo, hacen rondines de clínica en clínica, recogiendo almas perdidas que no encontrarán nunca más su camino a casa. Una vez saturados, siguen rodando hasta que alcanzan su turno en la sala crematoria o en la fosa común. En realidad, no es tanto la cantidad de muerte, como el nudo en el papeleo lo que satura el sistema. De tal forma que, para sus familiares, será casi imposible despedirse y realizarles una autopsia, la cual, por la contingencia, ahora es provisional no hacerla. Y si acaso, el último médico sensible que los vio se prestó a mostrar algún video, enviado a estos por sus seres queridos, a manera de santos óleos, de una conferencia monológica de “perdones” y “disculpas”, de “te-amos” y “hasta-luegos”. Eso, salvo correr el riesgo de ser infectado, y días más tarde, quizás, formar parte de la marcha fúnebre en uno de esos ataúdes de cartón de FEMA. Con suerte, tener el seguro y el dinero para ser cremado y entregado un año después a sus dolientes.

Ella busca un lugar en donde comprar café, esta vez tiene que caminar tres cuadras y solo lo encuentra para llevar. Al pasar por la tienda de conveniencia, es agredida bruscamente por el simple motivo de llevar puesta su chaqueta con el sello de la clínica; “¡Aléjate carajo! ¿Cómo te atreves a andar en la calle contagiando a todo mundo? ¡Vete de mi país!”, le grita un hombre obeso, de piel rojiza, de unos cincuenta años, usa un cubrebocas que más bien parece una tanga sudada. Derrama el café en sus tenis blancos y sus lágrimas toman la estafeta en el camino hacia el puente. Nunca se había sentido tan triste, sola y confundida. Sobre todo, con tanto miedo y frustración.

Hacía dos semanas, que su mentora, una eminente doctora neumóloga, viróloga y jefa directa, después de haber vencido al virus maldito y regresar al campo de batalla —porque eso es ahora una sala de cuidados intensivos—, supuestamente se había tirado del mismo puente por el que ahora los pasos de Clara le llevan rutinariamente a su hogar. Quisiera evitar esa ruta a casa, pero es la única. Y el pensamiento es también inexorable: “¡Espéreme Doctora, ya voy con usted!, ¡los siguen matando!, ¡yo no puedo con esto!, ¡espéreme por favor!”. No quería llamar la atención, ya la habían interceptado antes, parada en la cornisa con la mirada triste y perdida en la lejanía, en aquel entonces una mujer policía la llevó a su casa amablemente, en perfecto español, le dio las gracias por ser una heroína y la instó a orar y confiar en que esto pasaría pronto. Sin embargo, esta vez, un agudo pitido le sacude el alma y los pensares, se detiene una patrulla que suena su sirena por un instante, un oficial encapuchado llama su atención con el megáfono y le recuerda usar el barbijo que trae colgando del cuello; manchado de café.

Suspicaz, recuerda la noche anterior: “¡Intúbelo!”, ordenó su jefe de piso. “Pero no cumple el parámetro”, contestó ella. “¡Usted no cuestiona!, ¡es el nuevo protocolo!, ¡todos intubados!” le replicó el doctor recién asignado a su departamento, “¡y bien sedados!”, culminó. Con sensación de impotencia, regresa a su diálogo interno: “No hacer daño… no hacer daño…” se repite una y otra vez el juramento hipocrático. “¡Los están matando, doctora!”, le dice a su guía, a su maestra de vida. “¿Me escucha?, ¿por qué me abandonó aquí?, ¡ellos no escuchan nada!, ¡usted tenía razón!, ¡algo no cuadra!”.

En minutos llega a su apartamento, procede con el ritual; desvestirse afuera, vaciar los bolsillos en la canastilla, meter la ropa en el saco, ponerse las sandalias, entrar directamente a la ducha, enjabonarse tres veces y mantenerse en su área con la mitad del departamento dividido, platicar, llorar y mentar madres con su compañera de piso; enfermera también, —por eso no la manda a dormir en el hotel que les paga el estado—. Pedir comida, lavar la ropa y revisar los nuevos videos en YouTube. Esta vez, ve un clip de una doctora microbióloga que, en El Salvador, sí tiene éxito sanando pacientes afectados por el Covid-19. Lo hace ver tan simple; antigripal en las primeras 72 horas, analgésico, antipirético, antiinflamatorio, antibiótico. ¡Voila! En seis días sus pacientes se dan de alta y salen caminando. Todo porque decide no seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y está aplicando lo que aprendió en la universidad y en la práctica de campo con otros coronavirus similares. Porque está en una clínica privada y puede aplicar su criterio. En otro canal, le llama la atención, cómo en Ecuador, cansados de tanta fatalidad, una asociación de medicina integrativa, decide hacer un estudio preliminar con más de cien pacientes y proclaman un 97% de éxito en tan solo cuatro días utilizando dióxido de cloro, CDS. Una simple forma de oxidar patógenos y llevar oxígeno extra al cuerpo promovida por un biofísico alemán. De estos eventos, emana en ese país, una coalición mundial basada en el uso del CDS, liderada por un coronel. Durante semanas, Google, YouTube y Facebook, han eliminado de la red, toda publicación posible relacionada a esto. A pesar del sabotaje, mientras más eliminan los videos estas empresas paladines de la libertad de expresión, que utilizan verificadores de información para “protegernos” del mal; más entrevistas reaparecen de gente por todo el mundo latino que asegura haber sanado de alguna enfermedad con esta sustancia estigmatizada por años como «producto milagro, un peligro para la salud». Ipso facto, el gobierno ecuatoriano prohíbe su utilización. Mientras tanto, en San José de Chiquitos, Bolivia, un alcalde con carácter, reclama su autonomía y comienza a gestar un movimiento con el uso de esta sustancia disruptiva, que luego de lograr conseguir el silencio epidemiológico por reducir a cero el número de decesos, será emulado por otros ediles, médicos militares y directores de hospitales en el continente americano. 

Se quiebra otra vez en llanto, no entiende por qué en el país más poderoso del mundo sucede esto y en esos países tan pobres, a esa doctora no se le muere la gente. Y los médicos se atreven a desobedecer al absurdo sistema. Apoyados en el artículo 37 de la declaración de Helsinki de la Asociación Médica Mundial, AMM, sobre los principios éticos para las investigaciones médicas en seres humanos. No entiende por qué en la ciudad sede de la ONU, de Wall Street, de las Torres Gemelas, de la Gran Depresión, de la Reserva Federal, de J.P. Morgan, Rockefeller, Carnegie, Harriman. “¡Espera…!, ¿será por eso…?”, malpiensa.

Ahora observa impávida videos de jóvenes haciendo fiestas de contagio “disque” para adquirir inmunidad de rebaño. “¡Estúpidos miserables! ¡No tienen ni puta idea!”. Casi rompe el dispositivo móvil que en las macabras sombras de los circuitos sigue con algoritmos precisos cada uno de sus clics. Luego, estudia las publicaciones de “Médicos por la verdad” y otras de especialistas epidemiólogos, neumólogos, forenses y virólogos, explicando técnicamente que el virus es quimérico, que fue modificado como un Frankenstein, otorgándole así una ganancia de función para hacerlo más contagioso y letal, según; un virus militar. Que es un artefacto de RNA autolimitado y no puede hospedarse exitosamente por no tener ADN y mutará fácilmente con la esperanza de que cada variante lo debilite. Que los chinos se equivocaron convenientemente; con apenas once mil decesos y solo tres autopsias determinaron que era una pandemia y no deberían de hacerse más; “será que descubran la farsa”, piensa Clara. Que el Imperial College se equivocó con sus cálculos matemáticos de escritorio y que la OMS, dirigida por un títere del partido comunista chino, igual se equivocó haciéndoles caso y emitiendo sus irregulares recomendaciones, aprendidas en el ensayo de pandemia del año anterior en los Estados Unidos; el Evento 2⚪1 (Evento Mundial del 21), —Clara en su duelo, tiene la mente rayando en la locura y sigue buscando culpables—. Que la vacuna, comprada con el dinero público de los estados del mundo y financiada por los fondos del poder, no será segura sin hacerse pruebas a largo plazo, a menos que los Gates y los Fauci ya la tengan pre estudiada, tal vez patentada, robotizada, tatuable o se trate, quizás, de una “Moderna” técnica de inserción de ARNm que pretende llamarse vacuna, con el riesgo, claro, de modificar accidentalmente nuestro ADN para siempre, dejándonos estériles o idiotas. Y entonces surge en su mente, “¿Será verdad lo del Nuevo Orden Mundial?, enseguida, Clara se retracta de ese pensamiento, “Tampoco hace falta una vacuna para eso, ya me tienen coptada por los datos del móvil”. Puede intuir otros propósitos: “No podrás comprar, vender, viajar, ni enfermarte sin que lo sepan; pero podrás vender tus datos de hábitos y tus valores biométricos para acumular valor en criptomonedas o adquirir un pasaporte de salud y ser libre. Todo consensuado implícitamente en el capitalismo de vigilancia, la nueva policía del pensamiento, ejercido por las redes sociales y los sitios web. Obvio; con tu consentimiento: <Acepto términos y condiciones>. Un laberinto, un callejón sin salida, o con salida falsa, un campo de concentración sin lágrimas”.

Exhausta intenta dormir, apenas logra acostarse boca abajo directamente en el piso frío, solo así se disipa un poco la ansiedad y toma una de las pastillas sedativas que debió haber otorgado a su último paciente del día, hace su efecto eventualmente. Lo logra… y aparece en el sueño su maestra, “No vengas conmigo, yo voy contigo”, la escucha decir. La levanta en vuelo, la saca del viejo edificio y con un cántico angelical, contempla un arcoíris al atardecer.

Despierta Clara. Tiene un vago recuerdo del sueño y le recorre una extraña sensación de esperanza y fortaleza. Ahora lo entiende mejor; que entregar ventiladores a propósito a los hospitales sin especialistas que sepan cómo y cuándo usarlos y con protocolos generalizados, es igual que entregar cobijas infectadas con viruela a los nativos. Que te prohíban usar antiinflamatorios esteroides, nebulizaciones y antibióticos es igual a que te prohíban rehidratarte si tienes vómito. “¡Nos metieron miedo!, ¡no pusimos antiagregantes plaquetarios!, ¡no usamos anticoagulantes!, ¡no hicimos lo que sabíamos!, ¡no solamente estamos sitiados!, ¡ya estamos infiltrados y condenados!, todo por querer ayudar, por no querer morir ni matar.”: eso acostumbraba decir su mentora. Ahora, le regresa la ira y la empuja a buscar una decisión.

Con las manos temblorosas prende su dispositivo, le aparece una publicación de un centro de prevención del suicidio, y otra de un cotizado antidepresivo. «¡Qué poca madre!, ¡lo saben todo!”, exclama. Enseguida llama a su país.

—¿Tía?

—¿Clara?

—¿Todavía me aceptas en tu clínica?, ¡quiero ir contigo!, —quizás su tía, sí le permita hacer lo que ella cree que debe.

En esos afanes estaba, cuando se entera que los aeropuertos están cerrados a vuelos internacionales.

—”Piensa, piensa, piensa…”, susurraba, mientras sus ojos cruzaban de un lado a otro y de arriba a abajo. Lo que seguía no estaba todavía al alcance de su imaginación.